Definitivamente hay veces que por más que gastemos saliva, empeño y fe todo se desvanece en palabrerías y promesas falsas, definitivamente las palabras valen más para algunos de nosotros que para otros, para ellos son solo vanas vibraciones de cuerdas bucales que se pierden en el tiempo y se diluyen en el aire, nosotros depositamos fuertes valores en ellas y creemos que los demás también les dan el valor que ellas merecen, pero no es así, las dicen por decirlas creyendo que al ser palabras dichas valen menos que las escritas o aquellas talladas en piedra.
Sin importar el amor que le podemos llegar a tener a alguien debemos pensar con el cerebro y no con el corazón, definitivamente los fríos impulsos eléctricos son mucho más sabios que los flujos de sangre caliente, y las leyes de Murphy aplican directamente a las relaciones interpersonales, entre más quieras cuidar a alguien más daño buscará esa persona, entre más te desgastes por alguien menos peso tendrán tus consejos en él.
Entonces… ¿Qué será lo que construye a la gente fría y desinteresada? ¿Es acaso la triste decepción?
A quien corresponda