Es impresionante como somos los humanos,
tendemos a recordar momentos de antaño
como los mejores, los que nunca olvidaremos
y los que en verdad nos marcaron.
Valoramos increíblemente momentos plasmados
en papel como cartas, como fotos, como tinta.
Momentos que no son más que pixeles que se agrupan
para hacer a nuestro cerebro creer que podemos pisar el pasado
que el agua salada que emana de nuestros ojos al verlos,
está justificada por la nostalgia.
Somos amantes del pasado,
seres con memorias aprensivas,
animales con recuerdos como combustible.
Vivimos hoy con inercia,
soñamos mañana con incertidumbre
y recordamos ayer con lágrimas.
Sabemos que no podemos desprendernos,
que gracias a la memoria evolucionamos,
pero no notamos también,
que gracias a ella frecuentemente colapsamos.
Por eso vivo hoy como el olvido,
como un momento perecedero
que se perderá en la infinidad del tiempo.
Vivo hoy como quiero recordarlo,
como recuerdo el tiempo que he abonado.
Porque sé que hoy,
Pronto será pasado.