lunes, 8 de noviembre de 2010

Sin Pertenecer


Con el embriagante sonido de la banda escucho a los amigos declarar su incondicional lealtad, volteo a ver a mi alrededor y todos conversan sobre anécdotas que han compartido.

Creo que no encajo aquí, me refugio en mis poemas y súbitamente ella me besa, me aleja de la congregación, me promete la luna, se desnuda, me desnuda.

Le doy otro trago a mi bebida, me despierta el frío hielo contra los labios y ella sigue ahí, narrando sus historias ignorando mi presencia.

Creo que me iré, dormiré y espero soñar con ella.

A ti, aquella con un nombre que no recuerdo.

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